En una ocasión mi niña mayor cuando tenía 8 años me preguntó "oye papá ¿Todos tenemos un diablito y un angelito que se posa en nuestros hombros y nos dicen qué hacer?" Mi respuesta fue con un sí y dándole una pequeña explicación sobre el respeto y la responsabilidad de sus actos.
Pero realmente se presenta esa legendaria rivalidad entre el bien y el mal en nuestro ser al tomar alguna desición, para ser más específico que pasa en nuestro cerebro. Todo ello nos lleva a retomar el término de amígdala y lóbulos frontales. La primera (amígdala) se localiza en la profundidad de los lóbulos temporales de los vertebrados complejos, su papel principal es el sistema de almacenamiento y procesamiento de reacciones emocionales; por su parte los lóbulos prefrontales se localizan en la parte anterior del cerebro, son los que nos permiten desarrollar las funciones ejecutivas, la cuales son aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta.
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Lóbulos frontales |
En cambio el angelito, son los lóbulos prefrontales, quienes ante una determinada situación toman un camino más largo que permiten analizar y reaccionar de manera más adecuada, presentándose la tolerancia, compasión entre otras. Cabe hacer mención que esta parte del cerebro es una de las últimas en desarrollarse y se da por medio de la crianza y educación, así de la gran responsabilidad que tienen los padres de familia y maestros en cada uno de nuestros pequeños.
Por otra parte, el cerebro toma rutas diferentes dependiendo del estilo de crianza y de las características del entorno.
¡A DESARROLLAR LÓBULOS FRONTALES!
¡A DESARROLLAR LÓBULOS FRONTALES!
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